El agua, uno de los cuatro elementos naturales y la base para la vida en la Tierra. El agua, la primera necesidad del ser humano. El agua, un regalo para todos los seres vivos. O el agua como destructora, como desastre que amenaza al mundo y la vida de las personas. El agua como una asesina. Hace su aparición de muchos modos, adoptando formas y disfraces diversos. Puede mantenernos vivos o quitarnos la vida de manera implacable. En relación con el calentamiento global, el agua ha ido mostrándonos de forma progresiva su cara más oscura, especialmente en la última década. Redactar un artículo sobre el Top 10 hablando al respecto de algo negativo no parece lo más apropiado. Aún así, dejemos salir al genio de la lámpara. Aquí están las inundaciones más devastadoras de los últimos diez años.

Un país con varios “tops”, pero desgraciadamente casi cada año India es también uno de los tres países del mundo que registra las inundaciones más demoledoras. Por ejemplo, las inundaciones de 2010 en Ladakh, de 2012 en el Himalaya, de 2014 en la región del Cachemir, de 2015 en la India meridional, de 2017 en Bihar, de 2018 en Kerala y de 2020 en Assam. Sin embargo, el peor año para la India fue 2013, cuando las inundaciones en el norte del país se cobraron más de 5.700 vidas y afectaron a 4.550 poblaciones. Todo empezó en junio de 2013 cuando un aguacero en la zona de Uttarakhand causó unas inundaciones y deslizamientos de tierra devastadores.  Miles de personas perdieron la vida debido a esta catástrofe natural y más de 300.000 pelegrinos y turistas quedaron atrapados en los valles debido a la destrucción de numerosos puentes. Fue el peor desastre natural en la zona desde el tsunami de 2004.

Lo anteriormente dicho para la India es aplicable también a China. Entre los numerosos años en los que territorios chinos quedaron sumergidos debido a las fuertes inundaciones, no podemos obviar el 2010 como “el año del agua”. Las inundaciones asociadas a desprendimientos de tierra causaron la muerte a más de 3.000 personas entre mayo y septiembre de ese año. Más de 1.000 personas fueron dadas por desaparecidas, con lo que el número total de pérdidas humanas puede haber sido mucho mayor. Veintiocho provincias resultaron damnificadas, docenas de ríos desbordados y millones de personas sin acceso al agua potable. Se contabilizaron 1,36 millones de hogares destruidos, decenas de miles de kilómetros cuadrados de tierras fértiles afectadas y daños por un valor de 51,4 mil millones de dólares. Hasta la fecha, las inundaciones han sometido a duras pruebas al poder del mundo. El año pasado (entre junio y septiembre de 2020), el país tuvo que batallar contra toda una serie de inundaciones a gran escala que se cobraron centenares de vidas y varias decenas más de miles de millones de dólares en daños. En este período las inundaciones afectaron a prácticamente toda China causando el desbordamiento de 443 ríos.

No dejaremos Asia sin mencionar las inundaciones acontecidas en Filipinas en 2013. Mientras que el país se estaba todavía recuperando de la estación de tormentas tropicales que golpearon el sudeste asiático (Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos, Myanmar y Malasia), Washi, una tormenta tropical, barrió todo el área causando las consiguientes inundaciones. En total, estos elementos naturales se cobraron más de 1.250 vidas y causaron un daño considerable.

Los territorios al Este del continente africano se han visto afectados varias veces por desastres relacionados con el agua en los últimos años. Las inundaciones de 2018, que duraron de marzo a junio, resultaron trágicas para Kenia, Etiopía, Uganda, Ruanda, Somalia, Yibuti y Burundi. Lluvias torrenciales y deslizamientos de tierra provocaron que los embalses y presas no pudieran contener el incesante flujo de agua. El agua se cobró al menos 500 vidas y dejó sin hogar a centenares de personas. La misma zona (más la República del Congo y Tanzania) vio como el fenómeno se repetía prácticamente en la misma época pero de 2020.  Afectó la vida de al menos 700.000 personas. Más de 450 personas perdieron la batalla y fallecieron en un combate mortal contra la naturaleza. Una vez más, casas, puentes y cosechas fueron objeto de destrucción.

Aunque no en la misma extensión que las inundaciones anteriormente mencionadas, Europa también sabe lo que significa sucumbir a un elemento como el agua. En mayo de 2014 las inundaciones afectaron a esta región europea. Serbia y Bosnia y Herzegovina padecieron los mayores daños y el agua se cobró en estos dos países un total de 81 vidas. Pero Croacia, Rumanía y Eslovaquia también sufrieron los embistes del agua. En estos dos primeros países, las inundaciones fueron causadas por las lluvias más fuertes de los últimos 120 años, que produjeron más de 2.000 deslizamientos de tierras en los Balcanes. Los daños materiales ascendieron a miles de millones.

El último ejemplo es Brasil, América del Sur. El peor desastre natural que se recuerda en este país en sus cincuenta y tres años de historia tuvo lugar en enero de 2011. Inundaciones, aludes de fango y deslizamientos de tierra destruyeron varias ciudades en la Región Serrana del Estado de Río de Janeiro. Como resultado de ello 903 personas perecieron en este desastre y muchas más perdieron sus hogares.

Año tras año, la naturaleza nos demuestra su enorme poder. Nuestro mundo sufre cada vez más inundaciones, ya sea debido al incremento en el nivel de los océanos o a las masivas precipitaciones. La verdad es que ingenieros de todo el mundo están trabajando en proyectos para prevenir los riesgos potenciales de las inundaciones. Pero la naturaleza es impredecible. Y su fuerza es una de las razones por las que es necesario proteger las tierras susceptibles de quedar sumergidas con los sistemas de alerta temprana ofrecidos por Telegrafia. Las soluciones que proporcionan una alerta temprana ante un peligro inminente pueden salvar vidas allí donde el peligro no puede ser evitado. Obtenga más información sobre soluciones de alerta similares en https://www.telegrafia.eu/es/soluciones/.

Con independencia de si el culpable es el propio agua, como fuerza destructora de la naturaleza, la falta de tiempo, la ineficiencia a la hora de emitir una alerta o el factor humano, el agua no es ni mala ni buena. ¿O es quizás buena y mala al mismo tiempo? El agua bajo control, en equilibrio; esa es la respuesta.

Artículo escrito por

Róbert Jakab

Robert es como una fotografía en movimiento, porque es como un video. Puede capturar 60 imágenes por segundo. Siempre que pasa algo, lo registra. Actualmente, está trabajando en videos más pequeños y espera hacer un largometraje algún día y luego su secuela. Telegrafia 2: Monkey Power (Poder de mono)

Images:
Rukn950, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons
SFT HQ from New York City, International, CC BY 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/2.0>, via Wikimedia Commons
https://www.flickr.com/photos/eu_echo/7842289456, Philippines Flooding, Phot credit: Arlynn Aquino EU/ECHO
Osoro Osindi, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons; cropped
Zoran Dobrin, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons
Tragédia em Nova Friburgo (Brazil) – photographic memory; Credit: Michele Calvello (distributed via imaggeo.egu.eu)