Es bien sabido que a pesar de la lista indicada a continuación, los sonidos de las sirenas electrónicas de Telegrafia ocupan el número uno. Después de todo, quién se atrevería a decir otra cosa. Sea cual sea la verdad, un día ocuparemos la primera posición.  🙂

Un concierto de su grupo preferido. Bien, quizás no sea el concierto de cualquier grupo, pero es cierto que la carga acústica en algunos espectáculos puede alcanzar los 140 dB, un valor que podría dañar seriamente sus oídos. Este es, sin embargo, probablemente el único tipo de ruido en esta lista que esperamos con impaciencia voluntariamente y que aún así nos gusta.

Seguramente poca gente esperaría encontrar la pirotecnia en esta lista. Aún así, los fuegos artificiales pueden producir una onda acústica con una intensidad de aproximadamente 145 a 150 dB en el momento de la explosión. Afortunadamente para nuestros oídos, siempre disfrutamos de los fuegos artificiales desde una distancia suficiente y la explosión como tal tan solo dura un momento, de manera que no tenemos la percepción de que sean enormemente ruidosos.

No es casualidad que los tiradores deportistas lleven auriculares de protección. En el momento en que una bala sale del cañón, la onda acústica puede llegar a los 150 dB. Si bien el disparo con una pistola es un sonido individual, cuando se aprieta el gatillo de una potente ametralladora hay que estar preparado para soportar un montón de ruido.

Estas carreras de vehículos especializados, que aceleran uno contra otro en una pista de 300 metros, deben tener motores muy potentes. Como resultado, al acelerar no solo se oyen sino que también se sienten. Un vehículo de aceleración, conocido como dragster, a plena velocidad puede producir ruido con una intensidad de hasta 155 dB, pudiendo causar un agudo dolor físico y daños rápidos e irreversibles en el oído.

En sexto lugar tenemos el ruido procedente de los motores de los cohetes espaciales. El famoso Transbordador espacial producía un ruido de 165 a 170 dB. En el caso de los vuelos tripulados a la Luna, la nave más grande hasta la fecha, el Saturno V, podía llegar a una intensidad de casi 204 dB. Este es también el ruido continuo más intenso de nuestra lista, ya que los motores del cohete están en funcionamiento durante decenas de segundos en el lanzamiento de un cohete.

¿Es posible que un animal pulverice la marca de los motores de un cohete? Sí, es posible, y no hablamos de los ladridos del perro del vecino a las 2 de la madrugada. Es interesante que si fuera una ballena azul y su guapa pareja más cercana se hallara a cientos de kilómetros de distancia, las notas de su canción de amor todavía serían audibles. La canción de emparejamiento de una ballena azul suena al increíble volumen de 188 dB en el agua, convirtiéndola en el animal más ruidoso del planeta.

Las primeras posiciones de nuestra lista corresponden a eventos cuya intensidad acústica solo puede ser estimada. Hay diversos motivos para ello. En primer lugar, desde un punto de vista puramente técnico, el sonido en el aire no puede tener una intensidad superior a los 194 dB. A esta intensidad, las diferentes ondas acústicas interfieren entre sí y crean un vacío. Por supuesto que es posible superar este límite, pero estaríamos hablando más bien de una onda de choque en lugar de una onda acústica.

El ruido de la bomba atómica más grande jamás detonada, la RDS-202, conocida como Bomba del Zar, puede estimarse en unos increíbles 224 dB. Habida cuenta de que los decibelios son logarítmicos, supone un ruido cien veces más ensordecedor que el producido por el cohete espacial Saturno V. Si explotara, sin embargo, (con una duración de apenas unos pocos milisegundos), lo más probable es que su preocupación principal estuviera más allá de la de medir la intensidad exacta del ruido.

Al igual que los fuegos artificiales mencionados anteriormente, los terremotos no suelen ir asociados a un gran nivel de ruido, pero es realmente todo lo contrario. El más intenso es el maremoto. Incluso los seísmos con una intensidad de 5.0 grados en la escala de Richter llegan a alcanzar una intensidad de ruido de 235 dB en el agua.

¿Qué ocurrió aquella pacífica mañana de 1908 en Rusia? Además de la explosión de un asteroide espacial por encima de la Tierra, seguramente podríamos haber experimentado el segundo espectáculo más ruidoso de la Tierra. La potencia del ruido se ha estimado en 300 dB. Si quisiéramos crear una onda acústica similar con una bomba atómica, necesitaríamos una bomba unas 50 veces más potente que la bomba jamás antes denotada.

La intensidad de una onda de choque en el primer puesto de nuestra lista puede estimarse solo a través de cálculos. A pesar de que la explosión de un meteorito en Tunguska parecía ser un duro rival a batir, el ganador ha sido la erupción del volcán Krakatoa en 1883. Pudo oírse claramente incluso a una distancia de 5.000 km, y las ondas sonoras causadas por la explosión circundaron la Tierra cuatro veces en todas direcciones. A una distancia de 160 km se registraron intensidades de ruido de hasta 172 dB, por lo que se podría calcular que el ruido en el epicentro debió registrar la friolera de 310 dB.

Y el premio especial va para…

…la voz enfadada de nuestra madre o padre después de haber hecho algo horrible en nuestra tierna infancia. Admitámoslo, seguramente fue el ruido más intenso producido en la Tierra en ese preciso momento, sin necesidad de realizar medición alguna.

Artículo escrito por

Miroslava Malachovska

Miroslava es directora de marketing. Lleva más de doce años trabajando para Telegrafia. Empezó como asistente en el departamento de ventas para trabajar posteriormente como coordinadora del centro de formación. Después de reincorporarse tras la baja de maternidad ha estado trabajando para el departamento de marketing. La experiencia y el conocimiento obtenidos le han proporcionado una sólida base para el desafiante y creativo trabajo que realiza ahora en el departamento de marketing. Le gusta correr y se mantiene en forma con un entrenamiento regular y preparándose para correr medias maratones.

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