Cuando el tesoro es una botella – Trabajo en Equipo
Escuche el articulo
Niza en Orava
In vino veritas, o como una vez dijo un compañero de borrachera: la verdad está en el fondo de una botella. Y parece que con los primeros rasgos de sobriedad, cualquier resto de mi creatividad se ha desvanecido sin dejar huella. Así que intentemos recomponer el puzzle y resumir nuestro anterior teambuilding en al menos un par de frases. Y cuando digo nuestro me refiero al departamento del segundo piso, y por un par de frases me refiero a más de un par: un par son dos, ¿verdad?
Año tras año, artículo tras artículo, mantengo la esperanza de no tener que escribir que nuestro teambuilding supone una recompensa por nuestro duro trabajo, el dulce fruto que premia una gran parte de nuestro esfuerzo constante, o el remplazo temporal de la intoxicación de café por derivados de la uva. Y aquí estoy, escribiendo sobre ello de todos modos. Es mi obligación. Pero ahora, estimado lector, conocedor ya de esta circunstancia, no volveré a mencionarlo. ¿Dónde tuvo lugar? ¿Adónde fuimos este año? Aunque el destino se encontraba un poco más lejos, fueron necesarios menos coches; por lo tanto, nuestra huella de carbono se mantuvo inalterable. Orava. Fuimos a Orava. A Orava con el lema – menos turismo y más… bien, en realidad, sólo menos turismo. La oferta de Orava Háj nos llegó automáticamente por correo electrónico, gracias al poder de Internet. La miramos, la consideramos detenidamente y no tuvimos que buscar más. La organizadora de este año fue Zuzka, que lo dio todo. Lo organizó todo, creó un cuestionario para seleccionar las actividades y aprendió el significado de las palabras sangre, sudor y lágrimas. Al final, no pudo venir, pero ya se sabe: ¡El hombre propone y Dios dispone!
También hay algo de azúcar en el vino seco
Salida a las ocho en punto. A continuación, una parada en Levoča para una BEACH: Lo que serían las iniciales en inglés de “La Mejor Experiencia Amplificada con Café y Perritos calientes” o también un “Elfo Gordito Enfadado por Cocinar en Casa”. Usted elije. Y ahora piense en lo difícil que me ha resultado pensar en una substitución de las palabras utilizadas en el artículo en eslovaco. Qué le vamos a hacer… depende de mí y solo de mí. Pero allí vamos: el viaje empezó bien, sin problemas con el GPS y con nuestros estómagos dejándose notar ya hacia el final. Después de todo, eran las doce y aún no habíamos almorzado. La solución llegó rápidamente después, y aunque me encantaría mencionar las bondades de una esperada bebida de bienvenida, no lo haré. Vaya allí y pruébela usted mismo.
Después de comer y disfrutar de una breve siesta y una ducha, llegó el momento de las actividades. Ahora es cuando viene el emocionante relato de todo lo que hicimos resumido en una sola frase: armamos cierto barullo, navegamos en barcos, pescamos una cena flotante, averiguamos si Internet era más rápido bajo el agua, lanzamos nuestros amuletos de la suerte y dos de nosotros encontramos una botella de vino para los demás. Sin embargo, ésta sólo maridaba con las otras cinco botellas cuyo bouquet, dulzor y aroma habíamos descubierto previamente en una cata de vinos en la bodega local. En esta ocasión, un sommelier serio y profesional nos sirvió los caldos. Pero cuando dijo que no era necesaria ninguna formación ni escuela para hacer catas de vino, más bien cobró la apariencia de un alcohólico sofisticado. Al final, todo tuvo lugar con moderación, y una vez más, era hora de cambiar el líquido por algo más sólido como la cena.
Diversión en Orava
La cena vino bien para nuestras gargantas secas por el vino. De hecho, cualquier comida viene bien después de beber, #stillhungry. Comimos de todo y casi nos olvidamos de nuestras capturas de pescado. Bueno, no del todo, y adelante con ello, Sr. Chef. Y añádale algunas verduritas a la parrilla. Ansiábamos degustar el fruto de nuestro esfuerzo con la esperanza de que no había quedado ningún anzuelo. ¿Pero qué pasó con ese último pescado que ya no tenía espacio en nuestros estómagos? ¿Nos lo guardaron? No. ¿Quizás se lo comieron en la cocina mientras todavía estaba caliente? Puede ser. En cualquier caso, espero que no lo tiraran.
El proceso digestivo comenzó lentamente y, durante un rato, ni siquiera nos dimos cuenta de que todavía era posible levantarse de las sillas. Lo cierto es que si habíamos reservado la sala de juegos, ¿por qué aún seguíamos allí? Yo fui el primero en darme cuenta, y en cuanto comprobé que la sala era real y no suponía un riesgo para nuestras vidas, el resto del grupo encontró fuerzas para moverse también. Por lo visto, no todo el mundo tenía las mismas ganas de mover su trasero como yo, pero pude encontrar algún adepto. El futbolín fue sustituido por el tenis de mesa y el billar. También es un juego de mesa porque se juega sobre una especie de mesa. El equilibrio “deportivo” de la mesa corría a cargo de las sobremesas con cerveza y vino, preferiblemente con ambos. Y, como suele ocurrir en este tipo de sesiones, pasas horas allí aunque el tiempo se alargue. No pasa esto, sin embargo, cuando hay algo de qué hablar y la conversación es constructiva. Seguramente, el profesor Slughorn no estaría de acuerdo con esta afirmación (tan solo algunos elegidos sabrán de qué hablo). Los sorbos daban paso a decilitros y los decilitros a botellas. Pero enfrascados en la conversación como estábamos y con la noción del tiempo perdida, lo pasamos en grande. Y de este modo transcurrió la velada en un abrir y cerrar de ojos.
Castillos, queso y una autopista al infierno
La mañana. La mañana es sagrada para quienes duermen y supone el mediodía para los turistas. ¿Por qué dormir cuando puedes conducir sin haber pegado un ojo con el objeto de ver el amanecer en una mañana totalmente nublada? Al menos, estuvimos entretenidos con el ganado deambulante. Pero aun así, todos teníamos algo con lo que lidiar. Yo, por ejemplo, cerré el coche después de salir y luego lo abrí para asegurarme de que lo había vuelto a cerrar.
En fin, después de desayunar, de desayunar por segunda vez, y reponer fuerzas con tazas de café, decidimos visitar el castillo de Orava. Son cientos de escalones que conducen a los lúgubres aposentos de este coloso bien conservado. Todo debería ser estupendo: uno ve cosas nuevas, admira la arquitectura y se empapa del regusto histórico de la Edad Media. Aún así, resulta difícil caminar cuando te falta algo ¿y qué nos faltaba? Comida. El hambre a corto plazo se satisfizo con los fideos con queso que circulaban por el coche, y el apetito a largo plazo con el almuerzo en la casa de campo de Likava. ¿Y después? Bueno, pues eso es todo, amigos. ¿No fue suficiente? Como mucho, en mi caso, faltaba el transporte de cuatro cabezas balanceándose mientras caían en los brazos de Morfeo en su regreso a Košice. Nada comparable al tranquilo viaje de tres horas de vuelta a casa sin una sola palabra en el coche, sobre todo cuando el propio conductor no ve el momento de llegar a la cama también. Escuchando el ruido blanco. Escuchando la lluvia, hipnotizado por las gotas de agua que rebotaban contra el parabrisas. Buenas noches.
Artículo escrito por
Róbert Jakab
Robert es como una fotografía en movimiento, porque es como un video. Puede capturar 60 imágenes por segundo. Siempre que pasa algo, lo registra. Actualmente, está trabajando en videos más pequeños y espera hacer un largometraje algún día y luego su secuela. Telegrafia 2: Monkey Power (Poder de mono)
Podría interesarle
Publicaciones recientes
- Mejorando la Preparación contra Tsunamis: 90 Sirenas Electrónicas Telegrafia Pavian Desplegadas en Nueva Caledonia y Wallis y Futuna
- Propagación de Ondas Sonoras en un Valle (Parte 1)
- Telegrafia: Dos Prestigiosas Nominaciones Como Reconocimiento a Nuestro Trabajo
- Advertencia Temprana de Tsunamis, Tornados y Otros Desastres Naturales
- Sirena Pavian de 1200 W Brinda Seguridad para los Juegos Olímpicos de París 2024 en Teahupo’o, Tahití