Los fenómenos meteorológicos extremos son últimamente cada vez más impredecibles y peligrosos, como por ejemplo los huracanes y tornados que se producen en determinadas áreas. Según un reciente estudio de investigación llevado a cabo por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los EE.UU., la intensidad y la fuerza destructora de las tormentas tropicales se incrementarán progresivamente hasta un 10 por ciento. Las tormentas están causando enormes daños en la actualidad, no solo en los EE.UU o en algunos países asiáticos. ¿Cómo se producen estos fenómenos y cómo podemos reducir sus devastadoras consecuencias?

Para la formación de cualquier tormenta deben darse tres condiciones: una elevada humedad del aire, el ascenso del aire e inestabilidad (diferentes temperaturas del aire en el ambiente). El aire húmedo se acumula debido a la actividad frontal, a las condiciones geográficas o a otros obstáculos. El vapor del agua se condensa a una altura determinada. Esta circunstancia provoca fuertes vientos, precipitaciones de lluvia y granizo, que pueden causar deslizamientos de tierra e inundaciones.

Las condiciones específicas meteorológicas y térmicas en los océanos causan la formación de fuertes tormentas que, cuando los vientos exceden determinadas velocidades, se denominan tornados, huracanes, tifones o ciclones tropicales (con una velocidad de desplazamiento de aproximadamente 120 kilómetros por hora o más), en función del área donde se originen. Debido a la rotación de la Tierra y al llamado efecto Coriolis, se trasladan varios kilómetros antes de disiparse, a menudo sobre asentamientos humanos donde pueden causar daños a la propiedad y defunciones.

Hay varias escalas para determinar la intensidad y evaluar la fuerza de las tormentas tropicales. Las más devastadoras de la historia han tenido lugar en el pasado reciente de los EE.UU.: Los huracanes Katrina (2005) y Harvey (2017) causaron daños similares valorados en unos 125 mil millones de dólares. Las peores tormentas ocurridas en el pasado mataron a miles de personas como. por ejemplo, el ciclón Bhola en Pakistán en 1970. Algunas regiones costeras son más propensas a este tipo de fenómenos, por ejemplo, las Filipinas donde se producen unas 20 tormentas tropicales al año.

Los tornados a menudo se desarrollan a partir de una clase de tormentas conocidas como superceldas, una actividad de tormenta en rotación. Debido a la cizalladura del viento (un súbito cambio en la velocidad o la dirección del viento), una columna de aire caliente se eleva formando un tipo específico de tormenta. Alrededor de un 30 por ciento de estas tormentas crean un tornado, es decir un fenómeno singular en el que el aire caliente desciende rápidamente y empieza a absorber aire frío y húmedo, provocando la formación de una chimenea de condensación que rota y se extiende hasta el suelo. Por lo tanto, un tornado es un forma específica de tormenta potente, normalmente centrada en una columna de aire única que se desplaza y gira en forma de espiral. Los tornados más extremos pueden alcanzar velocidades del viento de más de 400 kilómetros por hora y arrancar tejados de edificios enteros, dañar árboles y matar personas. Los tornados suelen tener lugar en América del Norte, especialmente en aquellas regiones llamadas coloquialmente como el Callejón de los tornados, que se extiende desde el norte de Texas hasta Dakota del Norte.

Los peores tornados de la historia han causado centenares de víctimas en Bangladesh, los EE.UU. o Rusia, pero son tornados que tuvieron lugar mayoritariamente hace más de 30 años. La razón más probable no es que las tormentas actuales sean menos destructivas, sino que hay una prevención más efectiva, especialmente en América del Norte. Muchas ciudades del Callejón de los tornados han instalado sirenas de emergencia. A pesar de que los expertos todavía no han podido encontrar respuesta a muchas preguntas relacionadas con los tornados y estos continúan siendo un fenómeno impredecible, las alertas parecen salvar vidas.

La buena noticia es que la tecnología para predecir el desarrollo, la intensidad y el movimiento de la actividad de la tormenta ha mejorado drásticamente. Los sistemas meteorológicos están actualmente automatizados y conectados mediante software a sistemas de alerta, de tal modo que las sirenas electrónicas pueden hacer sonar una alarma de forma fiable y con la anterioridad suficiente en muchas zonas.

Las tormentas extremas pueden producirse prácticamente en cualquier lugar de la Tierra. La empresa Telegrafia puede proveer este tipo de sistemas de seguridad capaces de alertar a la población en todo el mundo ante amenazas diversas. Las sirenas electrónicas son una solución universal que proporciona una alerta temprana, contrastada en ocasión de diversas tormentas y tornados por todo el mundo.  Una estación de monitorización como, por ejemplo, la EMA Compact puede detectar la creciente potencia del viento y enviar la información al centro de control de emergencias. Después de evaluar los datos recogidos, las sirenas de Telegrafia, como la Pavian o Gibon, pueden activarse y emitir una alerta sonora o mensajes de voz que adviertan sobre un peligro inminente.

Artículo escrito por

Zuzana Jacova

Zuzana trabaja en el departamento de marketing de Telegrafia. Su responsabilidad principal es supervisar Google Ads y Facebook. El marketing online es cambiante, lo que le proporciona la oportunidad de expandir constantemente sus conocimientos y aplicarlos en entornos reales. Después de trabajar, le gusta relajarse en el gimnasio y ver buen cine.