Senderismo para principiantes o De la oficina a la montaña
Escuche el articulo
Año tras año, hemos ido cimentando las relaciones del colectivo de la oficina del segundo piso, o de la tripulación como así la llamamos, de manera que ¡por qué iba a cambiar nada en 2022! Todavía estamos en la misma planta. Seguimos teniendo mucha experiencia y muchas cosas que compartir. Sin embargo, lo que ha cambiado es que ahora somos más multiculturales, más viejos y, esperemos que también gocemos de mayor sabiduría y belleza. O mejor dicho, de más juventud y belleza porque en este último año hemos sido agraciados con flamantes piezas para la nueva colección, nuevos miembros de la tripulación, becarios y colegas. ¿Y cómo se van formando esos lazos de proximidad? Cuando nuestros gurús del senderismo se hicieron cargo del programa de fomento de trabajo en equipo de este año, dijeron que el mejor mortero imaginario posible sería el sudor. ¿Pero pegará o no pegará? Ya veremos.
La verdad es que no fue tan malo como intento pintarlo, pero mejor empecemos por el principio. Todo el mundo estaba contento porque había otro evento de fomento del trabajo a punto de salir del horno. Sin embargo, tras los primeros correos electrónicos sobre el programa principal, el entusiasmo iba por barrios. El mensaje de correo electrónico contenía un mapa con una línea que marcaba nuestra ruta de peregrinación. Y luego números, marcadores y múltiples garantías de que la caminata sería pan comido. Senderismo para principiantes. Conocemos muy bien al jefe de la expedición, así que los “no senderistas” sospechábamos que debía haber algún truco o trampa. En caso de mal tiempo, el programa alternativo se presentaba como una especie de redención para algunos de nosotros. Puede que incluso algunos invocáramos ritualmente la lluvia. Pero todo estaba previsto, y la madre naturaleza estaba ese día de lo más animada. Como es habitual, se supone que las actividades de fomento del trabajo en equipo son una recompensa por el trabajo bien hecho, y como siempre nos esforzamos al máximo, lo que menos nos faltaban eran expectativas.
Las puertas de los coches se cerraron de golpe, y la primera cruz del mapa se convirtió en la gasolinera de Roznava. Ni que decir tiene que, como no podía ser de otro modo, incordiamos algo a nuestros compañeros de viaje con la elección de la música durante todo el trayecto. Café, desayuno, una charla matutina y el tanque lleno. Y la cabeza hueca, porque sólo yo puedo comprar agua en la gasolinera y dejármela allí – todo un clásico. Luego, embrague, acelerador y un viaje cautivador al pie del granito de la “silla de montar” de Besnik. Aunque la verdad es que circulábamos en un automático. Tras bajarnos en el lugar de destino y ponernos las botas de montaña, empezamos a preguntarnos cuál sería el significado del código secreto de quien había urdido este plan. Los primeros metros no fueron ni mucho menos llanos, y nos sentimos un poco engañados. Muchos de nosotros no nos abstuvimos de hacer comentarios sarcásticos dirigidos a nuestro sherpa. Pero como se demostró en las horas siguientes, tuvimos que disculparnos con él por cualquier acusación. La excursión no fue tan difícil (salvo la pequeña escalada al mirador), y la sobremesa se nos hizo agradable completando nuestro régimen de bebida, tomándonos fotos juntos y haciendo breves descansos para jugar al frisbee. La vista desde Ondrejisko de la belleza de la campiña eslovaca -Kráľova Hora, los Altos Tatras y Stratená- se convirtió en el centro de nuestra ruta de senderismo y definitivamente en el foco de nuestra fascinación. De repente, todos estábamos increíblemente agradecidos de que el tiempo hubiera sido benevolente con nosotros en ese momento. Después de reponer nuestras reservas de energía y absorber toda la belleza de los alrededores, nuestro viaje de vuelta a los coches se hizo un poco más corto. La motivación estaba clara: una buena comida.
Llegamos al cercano Telgart, donde nos alojábamos, con un pequeño retraso pero con los estómagos aún más vacíos. Después de una bebida de bienvenida, nos mostraron nuestros “aposentos”, y tras un breve descanso nos reencontrarnos todos en el “salón” del almuerzo. Aunque en realidad no somos príncipes ni princesas, no hay más que imaginar las habitaciones como suites y la sala de almuerzo como una sala con mesas. ¿Lo han captado? Dicen que lo que a uno cura, a otro mata. Podríamos decir que en principio todo el mundo quedó satisfecho a pesar de la mezcla de culturas: eslovacos, polacos, españoles, lituanos y serbios. Y no dábamos crédito a la cantidad de comida que es capaz de comer un polaco. Acabamos el menú de mediodía con un postre en forma de entrenamiento. Fue entonces cuando se abrieron las puertas a un paraíso de bienestar; sin embargo, solo la parte tierna de nuestra expedición decidió dejarse mimar después de un día agotador. La parte masculina entró por otra puerta, una especie de portal multidimensional situado entre el comedor y el baño. Pero todos los que fueron allí volvieron en menos de dos horas. Las cuatro horas posteriores al almuerzo transcurrieron en un santiamén; algunos de nosotros ni siquiera nos levantamos de las sillas, y el almuerzo se convirtió de repente en la cena. Pero eso es lo que pasa cuando uno se siente bien y hay algo de lo que hablar.
No voy a dar más detalles sobre el servicio de catering. Aunque igualmente me dirán que este artículo es demasiado largo. Por la tarde nos trasladamos a la zona de bolos, donde pasamos algo más de una hora. En lo que a mí respecta, no lo hice muy bien a pesar de que voy a jugar a bolos con bastante frecuencia. Algunos no van en absoluto, lo probaron por primera vez y fueron tocados por el éxito, y otros al menos aprendieron algo nuevo. Misión cumplida, ya que todos nos divertimos. Al cabo de una hora, decidimos trasladarnos a nuestras suites, echar una partida a algunos de los juegos de mesa que habíamos traído de Košice y ver cómo acababa todo. El cansancio acabó por invadirnos y derrotó las ganas de competir y ganar. De todos los juegos de mesa fue un juego de azar, el póquer, el único que tuvo éxito y además instantáneo, precedido de una breve explicación de las reglas del Texas Hold’em para todos los no participantes. A medida que el público iba disminuyendo, las fichas de los jugadores perdedores también lo hacían. Al final, la partida también llegó a su fin. Y nosotros también (¿hay alguien que no haya pagado la entrada? ¿Holaaa?).
La noche estaba cayendo, y a cerrar la boca, como nos dijo uno de nuestros compañeros justo antes de terminar la partida. Al fin y al cabo, la mayoría de nosotros teníamos que coger fuerzas para dar un paseo matutino si queríamos ver el amanecer. Lo cierto es que esto ya está a punto de convertirse en una tradición entre los valientes compañeros. Debería ser otra persona quien escribiera algo más sobre ello, porque cuando la verdad es que cuando empezó el paseo yo acababa de girar la almohada hacia el lado más fresco. Lo único que escuché a través de las viñas fue que se fueron a algún lugar y que llegaron allí y que el sol apenas hizo acto de presencia, escondiéndose a lo lejos en la bruma de la mañana (o las nubes o algo así). Os habría escrito más sobre este momento inolvidable si mis colegas me hubieran enviado las respuestas a mis preguntas. Pero no las recibí.
Pero una cosa es cierta: todo el mundo había regresado porque durante el desayuno todas las sillas estaban ocupadas. El único inconveniente fue la falta de cafeína en el café de la mañana. Tras el check-out, decidimos reponer la dosis de cafeína en la acogedora cafetería DEPO, frente al viaducto de Telgart, visita obligada en nuestro viaje. Tras el excelente desayuno, el fuerte café y los deliciosos pasteles, dejamos Telgart y nos dirigimos al cercano nacimiento del río Hron, aunque fuera tan solo como excusa para decir que el día siguiente incluso anduvimos un poco más. Los más valientes probaron de buen grado el agua y aún hoy esperan que les lleguen sus superpoderes. Este artículo no sería tan largo si yo no hubiera probado el agua. Quién sabe 😀 También dejamos una firma no demasiado colectiva y un mensaje en el libro de visitas en este prosaico lugar, escrito por el pequeño Robko, pero prefiero no citarlo. Si está bien y se aprueba la publicación del artículo, añadiré también una foto. ¿Deseando verla, verdad? Entonces es que no se ha publicado.
El último punto del programa fue el almuerzo en el Rancho al pie de Ostrá Skala. Si ya no vamos a hablar de comer, habría que destacar al menos los majestuosos columpios del lugar, que en otras circunstancias podrían parecer incluso románticos. Espero que haya una foto debajo del artículo. Nuestro ejercicio de trabajo en equipo terminó con el estruendo de unos cazas supersónicos, así que consideramos que probablemente ya era hora de volver a casa.
Volvimos a los coches y… hogar dulce hogar. ¡De vuelta a la oficina!
Artículo escrito por
Róbert Jakab
Robert es como una fotografía en movimiento, porque es como un video. Puede capturar 60 imágenes por segundo. Siempre que pasa algo, lo registra. Actualmente, está trabajando en videos más pequeños y espera hacer un largometraje algún día y luego su secuela. Telegrafia 2: Monkey Power (Poder de mono)
Podría interesarle
Publicaciones recientes
- HISTORIA DE ÉXITO: Sistema de Alerta Temprana Multisirena Gibon de Telegrafia en la Isla de Cebú
- Sirena Gibon en Ecuador Controlada por SMS
- Telegrafia en la Exposición Nacional de Innovaciones en Resiliencia Climática y de Desastres 2024 en Filipinas
- Abrazar la innovación: La supremacía del texto a voz sobre los mensajes pregrabados en las sirenas electrónicas
- Caso de Éxito – Celebrando 8 Años de la Implementación Exitosa de un Sistema de Alerta Pública en el RESERVORIO ŚWINNA PORĘBA