El mundo ha dejado de ser una «tabula rasa».  Está repleto de vida en movimiento — una vida que, entre otras cosas, produce otra una nueva vida, pero también dióxido de carbono, calor, luz, colores, y estímulos diversos para nuestros sentidos, como imágenes y sonidos. No vivimos en un entorno estéril donde las cosas son inalterables, más bien al contrario, habitamos un entorno dinámico donde un componente o estrato afecta a los otros.

Telegrafia sabe que el sonido es tan solo uno de los elementos que constituyen el entorno. Sin embargo, teniendo en cuenta que este es el elemento más crítico para la compañía, sus empleados deben conocer cómo ajustar las propiedades acústicas de los productos de Telegrafia para alcanzar la mejor calidad en cualquier entorno. Por este motivo, las pruebas de sonido y las mediciones no se realizan solo en condiciones creadas artificialmente en cámaras acústicas, sino que también se llevan a cabo en lugares y situaciones reales bajo diversas influencias externas como la altura de instalación, el coeficiente de edificación o el ruido de fondo.

La función primaria de las sirenas electrónicas, como el núcleo de sistemas de alerta masiva, es informar. Tanto si se trata de una señal  acústica como de un mensaje de voz, la fuerza y la claridad del sonido son esenciales para que la sirena cumpla su propósito. Este es el motivo por el que estas dos propiedades acústicas proporcionan la base para las mediciones que realiza la empresa Telegrafia. Un equipo de pruebas viaja desde las instalaciones de la empresa a los campos que rodean la población de Trhovište. La altura a la que debe instalarse una sirena en un edificio se alcanza/simula elevando sus bocinas sobre una plataforma móvil o colgándolas a la altura requerida con la ayuda de una grúa. De esta manera se prueba la configuración requerida de la sirena sonora y sus extremadamente potentes propiedades. Las bocinas de la sirena se elevan hasta la altura necesaria y se realizan diversas pruebas. Se miden la audibilidad de la señal acústica y la inteligibilidad del mensaje de voz. El equipo mide estos parámetros a una cierta distancia desde la fuente de la señal y las mediciones se repiten a diferente distancia. A partir de los valores medidos y los análisis consiguientes, el equipo puede detectar posibles desviaciones o efectos no deseados y trabajar en su eliminación/mejora.

Los valores calculados de los parámetros básicos no son a menudo un reflejo fiel de los valores medidos en condiciones o entornos diferentes/reales. Como se ha dicho anteriormente, la potencia del sonido, así como su inteligibilidad, se ve afectada por factores externos, primordialmente por el ruido de fondo en el entorno y por la densidad de edificación o desarrollo en el área de instalación de la sirena. Los objetos que se hallan en el trazado de la transmisión de sonido reflejan o absorben el sonido. La empresa Telegrafia pone todo su empeño en tomar estos factores en cuenta en sus pruebas y mediciones. Sin embargo, dada la situación, se trata siempre de una simulación únicamente de las condiciones reales. Durante las pruebas, el equipo inserta gradualmente obstáculos en el trazado del sonido que pueden representar una zona con mayor o menor desarrollo urbanístico. Por ejemplo, se coloca un coche entre la fuente de la señal y un micrófono durante la medición de las propiedades acústicas de una sirena.

Todo el mundo puede decir “somos los mejores” en lo que hacemos. Pero algo así debe estar basado en resultados y valores verificados, que algunas veces pueden ser un problema. Por lo tanto, Telegrafia siempre realiza pruebas de sirenas en condiciones que correspondan a parámetros reales. Todos los resultados se registran y documentan bien a fin de proporcionar información a los clientes o socios potenciales.

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Róbert Jakab

Robert is like moving photography – because he is a video. He is able to capture 60 frames per second, so when something happens, he records it. He is also works on smaller videos to make an evening movie…and then continuing the second part. Telegrafia 2: Monkey power