Las presas y las centrales hidroeléctricas cumplen diversas funciones esenciales: gestionar los suministros de agua potable, controlar y prevenir las inundaciones, generar electricidad y suministrar agua a los consumidores industriales y agrícolas. Sin embargo, su funcionamiento implica diversos riesgos.

Una rotura en una presa puede ocasionar el vertido de ingentes cantidades de agua a las zonas de alrededor, resultando en fatales consecuencias para la población que habita cerca de la presa y para quienes se hallan en la dirección de la ola de la crecida. Una de las medidas que el operador de la planta hidrológica debe tomar obligatoriamente para proteger a las personas que viven en las zonas colindantes es determinar el área que podría resultar afectada por la crecida en el plazo de una hora desde la rotura de la presa y una hora después. Los sistemas de supervisión autónoma, alerta y notificación se diseñan y construyen teniendo en cuenta estos cálculos y tomando en consideración aquellas áreas donde la crecida de agua se producirá en una hora desde que se origina la emergencia en una estructura hidrológica.

Los sistemas de seguridad autónomos están formados por tres componentes independientes:

• Un sistema de alerta consistente en sirenas y estaciones de control
• Un sistema de comunicaciones consistente en dispositivos que envían mensajes de texto o de voz
• Un sistema de monitorización que contiene una serie de sensores y sondas ultrasónicas

Cualquier sistema de seguridad autónomo debe ser variable y debe organizarse de manera que los datos obtenidos por el sistema de monitorización se procesen independientemente y se envíen a un centro de control. Se trata de una combinación de dispositivos de medición, control y regulación. Los componentes individuales dentro del sistema trabajan de forma independiente en función de unos escenarios previamente programados. Al mismo tiempo, colaboran de forma estrecha (por ejemplo, envían señales analógicas o binarias o intercambian comandos de control) y comunican entre sí en tiempo real.

La tarea principal del sistema de control es asegurar que la alerta y la notificación llegan a la población a tiempo. Si el sistema considera que las señales que llegan desde el sistema de monitorización tienen un carácter crítico, los datos se visualizan inmediatamente y se reproduce una señal acústica con un tono fijo durante 10 segundos que vuelve a repetirse en intervalos regulares durante 20 segundos hasta que el dispositivo de señalización se apaga.

El servicio de despacho permanente verifica inmediatamente la situación y activa o apaga la alarma. Si los oficiales responsables no actúan de forma adecuada y no responden a la señalización en un plazo de 5 minutos desde su detección, el sistema de control activa automáticamente los dispositivos de alerta y notificación pertinentes.

El sistema anteriormente mencionado cumple los requisitos legislativos vigentes en la República Eslovaca. Cada país puede disponer de una legislación distinta, por lo que la variabilidad de cada sistema de seguridad es de una importancia esencial. Los sistemas de monitorización, alerta y notificación de Telegrafia son escalables, variables, flexibles y todos ellos pueden ajustarse a sus necesidades. No dude en ponerse en contacto con nosotros.

Artículo escrito por

Jan Suvak

Jan lleva más de ocho años trabajando para Telegrafia. Empezó como comercial de sistemas de alerta en Eslovaquia y la Republica Checa. También participó por entonces en la gestión de pequeños proyectos. Desde entonces ha realizado diversos cursos de formación en materia de comunicación, ventas y dirección. Gracias a ello, hoy ocupa el cargo de jefe de equipo en negocios internacionales. Vender es una de sus aficiones, no es solo trabajo. Además de gestionar su equipo, vende sistemas de alerta en la República Checa y los países de habla árabe. Le gusta practicar deportes y el excursionismo, pero su verdadera pasión es la bicicleta.