Alerta en masa vía SMS – ¿Buena idea o no?
En el mundo actual la gente apenas puede imaginar sus vidas sin un teléfono inteligente y las aplicaciones móviles. Además de las tradicionales llamadas de teléfono, estos dispositivos nos ayudan a encontrar la ruta en nuestros viajes, tomar fotos o proporcionarnos acceso diario inmediato al e-mail y a internet. Recientemente ha aparecido una nueva idea para complementar estos aparatos inteligentes con otra funcionalidad, lo que se ha denominado como alerta en masa, es decir la emisión de avisos contra peligros inminentes vía SMS (por ejemplo mediante la escritura de mensajes cortos de texto a personas en situaciones de emergencia) o aplicaciones móviles. Pero ¿es realmente una buena idea?
Idea simple que parece brillante
La idea de alertas a la población mediante mensajes SMS parece ser una idea simple y brillante. Prácticamente todo el mundo en un planeta altamente desarrollado es propietario de un teléfono móvil, así que ¿por qué invertir dinero en un sistema de alerta independiente con sirenas electrónicas modernas? Debería ser suficiente la utilización de redes de operadores móviles comerciales y complementar el teléfono móvil con un nuevo sistema que envíe mensajes de texto y de alerta al público en general (bien, de hecho solo a aquellas personas que posean teléfonos móviles) en caso de un peligro inminente en los que se indique la gravedad del mismo. Rápido, simple y al parecer barato. Sin embargo, es necesario llamar la atención sobre algunas deficiencias fundamentales que han pasado desapercibidas en esta solución.
Detalles desagradables realmente importantes
La aplicación de sistemas de alerta de masas basada en SMS o, en general, en redes móviles y teléfonos inteligentes implica muchos riesgos serios, tanto por parte de las redes móviles como por parte de los usuarios finales de los dispositivos. El problema principal es que las redes de operadores móviles están diseñadas y construidas para ser utilizadas diariamente en condiciones estándares y ordinarias. En otras palabras, cuando todo va bien. Al diseñar y construir estas redes nunca se tuvo en cuenta que deberían ser suficientemente resistentes y completamente funcionales en situaciones extraordinarias, a la vez que deberían estar preparadas para emergencias a gran escala como peligrosos tsunamis, erupciones volcánicas, accidentes industriales graves e inundaciones letales. Y, no nos referimos únicamente a su duración prevista, sino también a la fidelidad de su operatividad. Cada día, por ejemplo, resulta común que las redes móviles en grandes centros usrbanos se sobrecarguen y no permitan su funcionamiento normal. ¿No resulta algo increíble imaginar que esta red puede ser capaz de enviar de repente miles de mensajes de alerta a tantos teléfonos móviles en apenas unos segundos?
Para aproximar, al menos, los parámetros de la red móvil a los estándares actualmente efectivos para sistemas de alerta reales masivos (por ejemplo para hacer que estos sistemas sean totalmente operativos durante como mínimo 72 horas después de una caída de tensión eléctrica, equiparlos con dos canales de comunicación independientes para la activación, etc.), es necesario construir una nueva infraestructura relativamente costosa. En consecuencia, tenemos que afrontar otro problema: habida cuenta de que los dispositivos del usuario final para recibir mensajes de alerta son los teléfonos móviles, el sistema depende totalmente de la infraestructura de radio terrestre. Es un elemento estándar el hecho de que las sirenas electrónicas modernas se activen al menos con dos canales de comunicación independientes, por ejemplo a través de una red de radio dedicada y un canal satélite. No existe esta posibilidad en los teléfonos móviles. Además, ¿ha oído alguna vez que una de las primeras medidas tomadas después de un ataque terrorista es la desactivación inmediata de la red pública móvil? Esta medida se adopta para prevenir la activación remota de bombas trampa o para dificultar que los terroristas puedan escapar; sin embargo, con ello se deja sin señal al mismo tiempo también a todos los usuarios de teléfonos móviles.
No hay que olvidar tampoco que hay otros problemas que nacen por la propia naturaleza del sistema. Habida cuenta de que el sistema posee ciertas limitaciones, los mensajes de alerta en algunos países pueden enviarse a destinatarios específicos solo basándose en los detalles de facturación, no en sus ubicaciones reales en el momento de la emergencia. Esto significa que el sistema no podrá enviar un mensaje de alerta a un turista que se encuentra en una zona de peligro, pero que esté residiendo allí de forma temporal. Por otro lado, el comercial de una compañía que en ese momento está negociando un contrato a miles de kilómetros de una zona de riesgo, recibe un susto considerable por un mensaje de alerta, a pesar de que no se halle en absoluto en una zona de riesgo.
Mientras que algunas de las limitaciones de la red móvil pueden eliminarse parcialmente mediante inversiones caras y masivas en la infraestructura existente, el mayor problema ocurre en el lado del receptor y de su prudencia sobre cómo comportarse. La operación de sirenas electrónicas modernas está supervisada por las autoridades nacionales competentes en la materia y los receptores del mensaje, mayormente población civil, no tienen control sobre los mensajes de alerta que se emiten. ¿Qué pasaría con aquellas personas que tienen la batería de su teléfono móvil agotada? ¿Y qué pasaría con aquellas mujeres que guardan sus teléfonos móviles en el bolso y que, por ello, no siempre los oyen? Y aún más, ¿qué pasaría con las personas que van al lavabo un instante y no llevan su teléfono consigo? ¿O qué pasaría con las personas de negocios que se encuentran en una reunión con los teléfonos en modo “no molestar”? ¿O la gente que prefiere acabar de leer sus mensajes de correo electrónico de sus jefes en lugar de hacer caso a la señal sonora de sus móviles? ¿O la gente que (incluyendo el autor de este artículo) apagan sus teléfonos cada tarde durante toda la noche y no solo por motivos de smog electromagnético?
¿Se ha levantado alguna vez a las 3:00 de la madrugada solo para leer inmediatamente un mensaje de texto en su teléfono inteligente? Por lo menos no debería pertenecer a un grupo de personas que apagan sus teléfonos inteligentes antes de ir a dormir.
Si una sirena electrónica empieza a sonar a las 3 de la madrugada, acompañada de un mensaje de voz sobre la naturaleza del peligro y otra información importante, seguramente se levantará y se pondrá en alerta inmediatamente. Por el contrario, ¿cuándo se levantó la última vez a las 3:00 de la madrugada solo para leer un mensaje de texto en su teléfono inteligente? El significado del sonido de la sirena de alerta es obvio para todo el mundo. Sin embargo, si un dispositivo destinado primaria y principalmente a la comunicación diaria y al entretenimiento se utiliza con propósitos de emergencia, desde un punto de vista psicológico, es un riesgo mayor e injustificable. Y, para concluir, ¿solo la gente que ha decidido tener un teléfono inteligente tiene derecho a ser alertada sobre un peligro?
Fracaso en condiciones reales
Los sistemas de alerta masivos basados en redes móviles y tecnologías de teléfonos inteligentes han estado funcionando en muchos países y, hasta el momento, la experiencia ha demostrado unos resultados poco impactantes. Por ejemplo, durante el ataque terrorista en Niza, Francia, la gente en peligro recibió un mensaje de alerta del sistema SAIP (Système d’alerte et d’information des populations) increíblemente 90 minutos después del ataque, con lo que el mensaje resultó ser prácticamente inútil. Muchas otras personas no recibieron el mensaje durante todo el período de emergencia. Además, en lo que al incidente respecta, se trató de un ataque a pequeña escala y aislado que no inhabilitó la infraestructura de comunicaciones, electricidad u otra tecnología necesaria para que un sistema similar continúe operativo después de todo.
¿Deberíamos utilizar entonces sistemas de alerta a la población vía SMS?
Las alertas masivas al público en general en situaciones de emergencia a través de un sistema de SMS podría sonar en un primer momento como una solución innovadora y moderna, propia del siglo XXI. Pero solo hasta que todos sus beneficios y defectos sean evaluados de manera real y profesional. Sería recomendable que los países ricos utilizaran el sistema SMS como un complemento a los dispositivos de alerta de la población reales que cumplen con todas las normas necesarias. Si se utiliza como el único sistema de alerta de la población en caso de emergencia, la solución puede parecer, sin exageración, como un comportamiento de riesgo, una especie de juego de azar con vidas humanas. Esperamos que no tenga que ocurrir una catástrofe a gran escala para que las personas responsables tomen conciencia de las consecuencias.
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